El primero milagro, con el que fue nombrado venerable, se reconoció por Benedicto XV. La afortunada de Georgina Grondin, que vivía en Watervuille, población situada en Maine, Estados Unidos. A ella le diagnosticaron un cáncer terminal. Su sobrino, religioso marista, le aconsejó encomendarse al Padre Champagnat. En 1939, después de que ella pidiera su intervención, fue curada de esta enfermedad.

Su segundo milagro, fue a Juan Ranaivo, una persona que vivía en Betafo, Madagascar. Lo salvó en octubre de 1941 de una meningitis cerebro espinal de imposible curación. Los hermanos del pueblo lo encomendaron a nuestro Marcelino, quien lo curó y salvó de la muerte inminente. En 1955 gracias a este milagro fue nombrado Beato por Pío XII.

El milagro que lo hizo santo fue en 1976. De este existen más registros ya que fue reciente. El bendecido fue Heriberto Weber, nacido en Essen, Alemania. Los médicos le diagnosticaron una grave afección pulmonar, caracterizada por la diseminación nodular bilateral, lo cual conlleva una insuficiencia respiratoria y la muerte. Tal era su estado, que pidió la unción de los enfermos.

Los hermanos Maristas de Uruguay, junto a alumnos de colegios maristas, iniciaron una novena a Marcelino para pedir su curación.
El 26 de julio de 1976 los médicos, sorprendidos, realizaron un exhaustivo estudio radiológico y confirmaron que los nódulos cancerígenos de los pulmones habían desaparecido.

Juan Pablo Segundo nombra Santo a San Marcelino Champagnat el 18 de abril de 1999.

  Referencia: Investigación del profesor José Franco, noviembre de 2018.