No reunimos para celebrar. Como comunidad eclesial, celebramos la solemnidad de la Santísima Trinidad:El Dios cristiano no es un Dios solitario, sino que es una comunidad de personas¡Bendito sea Dios Padre, y a su Hijo Jesús, y el Espíritu Santo! Como familia marista estábamos de fiesta,la Iglesia estaba de fiesta: reconocíamos a Marcelino Champagnat como santo, amigo de Jesús, que supo descubrir, a lo largo de su vida cuál era el proyecto que Dios le tenía preparado: “Dar a conocer a Jesucristo y hacerlo amar”. Él sabía que era importante educar a los niños, pero no sólo eso: “para educar a los niños había que amarlos”.
Fue un momento en que pudimos descubrir, nuevamente el gran misterio de amor, un misterio de amor trinitario, un misterio de amor que se hace vida, que se comparte y se extiende a todos nosotros… sentir que somos un solo corazón y un mismo espíritu.