Para la vida de un católico, la primera comunión marca un hito: Preparamos nuestra casa, por medio de enseñanzas y conciencia de nuestros pecados, la limpiamos y recibimos el Cuerpo y la Sangre de Jesús en la Eucaristia.

Para nuestro colegio apoyar a 30 alumnos que están dispuestos a recibir a Cristo, es una gran felicidad. El camino no es sencillo, pero la gracia de Dios por medio de su Hijo nos permite disfrutar de la más pura de las felicidades.

Durante este año las Primeras Comuniones fueron preparadas por las agentes pastorales de nuestro colegio Verónica Hernández y Ximena Cani, quienes acompañaron a los niños. En cuanto a los papás y mamás, tuvieron la formación por parte de las apoderadas de Luz y Esperanza. Apostamos a una Catequesis familiar, en donde la formación debe ser entregada a niños y jóvenes por igual. 

Esperamos que este camino sea feliz y próspero, que la plenitud que entrega la fe sea prolongada en el tiempo. Que en él puedan encontrar la paz y la fuerza para los desafíos que vengan en el camino.